domingo, 2 de octubre de 2011

En el fin del mundo
El viento me envuelve en sudor frio;
Agonizante muere el sol tras las montañas.
El rugir del rio en las faldas del precipicio
Y mis cabellos bailan al son del viento.

Espigas cual lagrimas de sequedad nacen del árido suelo;
Desfiladeros, tallados,  labrados por los hijos del averno;
Estoy sentado en el fin del mundo.

y un rio de almas a mi diestra desfila
Y el agua  se dibuja entre piedras y pedazos de éter
¿Y qué es lo que pienso? , no lo sé
Y me pregunto si sé pensar
¿Quién soy?
Tampoco lo sé.
Y algún día descubriré a quien encerré
en mis entrañas
Podre describir, a ese ser voluble al  mar
Oscuro a los demás.

Un ave gris, se ha posado  en la quieta rama
Parece querer hablarme.
Una sierpe a dañado la tierra, ¿ves, como sus víctimas bailan en su vientre.

Hoy en el bosque ruje la catarata
Grandes árboles  se abrazan
Parecen querer ahogarse con sus ramas,
Cisnes nadan en lava  volcánica
La muerte florece
Y todavía sigo sentado en el fin del mundo.


Y espero, pero no se que, ni a quién
El sol desmorona mi piel, el viento sopla el polvo
Con el que Dios me forjo.
Mis brazos, cabellos, mi mirada se las lleva el
Cierzo,
Y todavía sigo aquí sentado en el fin del mundo

Aquí donde los ángeles  parecen lanzarse
Al precipicio y romper su cuerpo contra  las rocas
Aquí en la profundidad de la neblina
 Donde la sombra voraz devora la imaginación
Y todavía  sigo aquí, en el fin del mundo, sentado.

1 comentario:

  1. Las personas, a veces, visualizamos en nuestra mente el problema como algo enorme, que nos supera. La propuesta es reducir esta visión simbólica y verlo como algo pequeño y a nosotros grandes. Si queremos resolver un problema, tenemos que cambiar la relación que tenemos con él.
    Efectivamente tenemos acontecimientos en nuesta vida que no se deben a nosotros sino a causas externas. Ahora bien, la forma en la que yo reacciono es lo que yo controlo. Debo saber elegir cómo quiero reaccionar a los acontecimientos a los que me enfrento. Hay una una frase del pensador griego Epicteto que dice: «Nadie te dañará si tú decides que no te dañe».

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